A la hora de postergar nuestras tareas cualquier excusa es buena. Empezamos decididos a emprender el trabajo, pero a la hora de la verdad todo se queda en buenas intenciones. ¿Qué es lo que nos pasa?
Si búscamos información sobre las causas de las procrastinación podemos encontrarnos desde teorías que apuntan a la manifestación de estados depresivos, la búsqueda de adrenalina o baja tolerancia a la frustración.
En este caso, no nos centraremos en cómo dejar de procrastinar en estos casos sino aquellas situaciones que nos afectan de manera cotidiana. ¿Quién no ha tenido la tentación de dejar para mañana lo que debía hacer hoy?
Para comenzar, dividiremos los causas para postergar las actividades en dos tipos: Causas externas y causas internas.
Las causas externas dependen de factores que no provienen directamente de nuestras acciones. Por ejemplo, debemos enviar un correo urgente pero nuestra conexión a internet no funciona. O, tenía que redactar un post para el blog pero ha habido una fuga de agua en el baño y la casa está inundada.
Todas estas cuestiones pueden ocurrir (con mayor o menor probabilidad) y retrasar nuestras tareas sin que podamos remediarlo, aunque a veces podemos encontrar soluciones provisionales para acelerar el proceso. Por ejemplo, en el caso del mail, podríamos redactar el contenido en un procesador de textos y posteriormente sólo copiarlo.
Sin embargo, no debemos dejarnos engañar, la mayoría de las veces tendemos a asociar o buscar causas externas a cuestiones que provienen directamente de nosotros. Y es que, en el caso de la procrastinación, somos nuestros peores enemigos.
Las causas internas pueden ser muy variadas. Algunas de ellas son:
- Miedo a cometer errores.
- Falta de decisión.
- Creer que la tarea no es importante.
- Tratar de llevar a cabo demasiadas tareas a la vez.
- Falta de motivación para realizar la actividad.
- ¿Qué tipo de tarea he de hacer? ¿Tengo experiencia previa? ¿Qué resultados obtuve?
- ¿Tengo tareas más urgentes que hacer? ¿Por qué les doy prioridad?
- ¿Es una tarea agradable? ¿La he elegido?
- ¿Por qué la hago?¿Qué me va a aportar?¿Es importante esta tarea para mí, para los demás, ...?
- ¿Qué ocurre si no la llevo a cabo?
Cuanto más profundo sea el análisis de las causas que nos llevan a la procrastinación, más fácil será evitarlo. Y una vez detectados los motivos por los que postergamos, pasaremos a las razones para dejar de hacerlo.
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