Nos gusta procrastinar y lo disfrutamos, pero a veces es necesario parar. Las obligaciones y deberes nos llaman, no nos queda más remedio que actuar y no siempre es tan sencillo. Por eso, vamos a iniciar una serie de consejos para ayudar a que dejar de procrastinar sea más fácil.
Una de las claves para evitar la procrastinación es la gestión del tiempo. Es necesario organizar tanto qué debemos hacer, en qué momento y durante cuánto tiempo. Para ello, proponemos una opción sencilla para empezar con la organización a corto plazo. Pongamos un ejemplo para explicarlo:
Supongamos que esta tarde yo debo (o he decidido) postear dos artículos en el blog y para ello necesito establecer un tiempo límite. Decido que mi límite va a ser de dos horas (sí, tengo vida) y eso incluye, buscar información, redactar, editar, ...
Para tener una correcta distribución del tiempo hemos de marcar la hora de inicio y de finalización, para lo que es necesario fundamentalmente dos cosas:
- Debemos ser realistas y plantear un margen de tiempo factible.
- Hemos de comprometernos a cumplir esos márgenes.
También es posible que en algún momento debamos ampliar los plazos de tiempo iniciales, con lo cual haremos reajustes en el resto de la organización (pero sin eliminar el tiempo de descanso, que sólo supondría ralentizar nuestro ritmo en la siguiente tarea).
Aunque en un principio parezca tedioso o incluso rígido, es un buen sistema para organizar tareas en un corto espacio de tiempo, reducir la procrastinación y ganar tiempo libre. Siempre teniendo en cuenta nuestras necesidades y habilidades, adaptaremos el sistema hasta que consigamos generar un hábito de gestión del tiempo. De este modo, optimizaremos nuestros esfuerzos y mejorarán nuestros resultados.
Y tú, ¿cómo gestionas tu tiempo?
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