La libertad de expresión
es un derecho cuyas bases surgieron en la Ilustración y del cual
deriva la libertad de imprenta (o de prensa).
El derecho a la libertad
de expresión quedó contemplado en la
Declaración de Derechos Humanos de 1948 y se basa en la libre
difusión de ideas.
A pesar de que los
límites de este derecho pueden resultar complejos en casos
polémicos, ha sido uno de los fundamentos por los cuales tenemos la
capacidad de acceso a la información y una de las bases sobre las
cuales se ha asentado la expansión de Internet.
Cómo seleccionamos la
información
A la hora de acceder a la
información existente solemos hacer una selección y en este caso,
se basa en criterios que no son arbitrarios.
Nos movemos por el mundo
gracias a los esquemas de pensamiento que vamos generando a lo largo
de toda nuestra vida. Los esquemas de pensamiento están formados por
ideas, pensamientos o sentimientos que nos han influido y han marcado
nuestra forma de funcionar y hacer desde los inicios de nuestra vida.
La cultura, nuestra educación, las experiencias, el contexto social
y todo aquello que nos rodea y tenemos acceso, puede tener
repercusión en estos esquemas de pensamiento.
De este modo, cada una de
las cosas que decidimos, hacemos o algo que parece tan subjetivo como
los gustos y preferencias, tienen su origen en los esquemas de
pensamiento.
A la hora de enfrentarnos
a la selección de las informaciones que nos llegan (aquellas que
captarán nuestra atención), también hacemos uso de estos esquemas.
Por qué cuestionar no
está de moda
El
ejercicio de cuestionar implica poner en duda aquello que se da por
sentado. Un escéptico
es aquel que pone en duda aquello que generalmente está aceptado
como verdadero. La palabra "escéptico" viene del griego
skeptikoi
que etimológicamente significa "quien
duda e investiga".
Sin embargo, los escépticos no tienen muy buena fama.
Los
medios de comunicación y en especial los diarios, han ejercido una
función social de formadores de opinión. Han sido y son
dependientes de sus líneas editoriales y muestran las partes de la
realidad que son más importantes para su audiencia, público,
lectores, …
De
esta forma, los esquemas de pensamiento conforman buena parte de la
selección que hacemos de la información.
Sin
embargo, no toda la información a la que tenemos acceso ni que
seleccionamos sigue esa misma línea editorial y el modo con el cual
nos enfrentemos a ella marcará su influencia en nuestros esquemas
mentales.
Del
refuerzo al cuestionamiento
El
80% de la compra de periódicos se hace por motivos ideológicos. Nos
gusta formar nuestra opinión o ver la realidad desde un punto de
vista similar al nuestro. Esta forma de conformar las opiniones y
pensamientos surge por la posibilidad de reforzar nuestras
expectativas. Vemos el mundo de determinada forma y nos gusta que nos
den argumentos para verlo de esa manera. Nos hace sentir seguros.
Por
otra parte, la posibilidad de ver las cosas desde diferentes puntos
de vista al nuestro tiene sus peligros. Puede provocar un cambio.
Cuando
tenemos acceso a una información que choca con nuestros esquemas
mentales, debemos hacer un proceso de cuestionamiento. Esto implica
poner en tela de juicio el mensaje, de forma que el resultado puede
ser la confrontación o su aceptación. Es decir, puede provocar un
cambio en nuestro esquemas mentales o por el contrario reforzarlos.
Sin
embargo, aceptar el cambio como una opción también requiere un
proceso de ruptura de esquemas. Vivimos anclados en la idea de
seguridad, seguimos patrones continuamente que nos delimitan qué
pasará después de una suceso y qué vendrá después de este
último.
Poder
acceder a informaciones que choquen de frente con nuestros esquemas
mentales, no implicará necesariamente un cambio en los mismos pero
sí favorecerá su flexibilidad, ya que de antemano deberemos aceptar
el cambio como una opción. Poder expresar discrepancias con aquello
que no estamos de acuerdo también implica cierto cuestionamiento, lo
fundamental en este caso no es que dejemos de pensar tal y como lo
hacemos, sino poder valorar opiniones diferentes desde un punto de
vista crítico, algo así como estar preparado con los brazos
abiertos pero sin el hacha en la mano.
Imagen vía: Esquemas mentales
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