Cada día más y más
personas, acaban viendo como deben dejar sus puestos de trabajo y
formar parte de las interminables listas de parados. Como comentamos
anteriormente, enfrentarse a una situación de desempleo, comienza
con un cambio radical en nuestro día a día, nuestras ilusiones,
expectativas y cómo no, la situación económica.
Sin embargo, y en gran
medida, solemos hablar de las problemáticas y los cambios externos a
nosotros. Todo es sobre el contexto que rodea a la persona, no
sobre la persona en sí misma: cómo se siente, qué cambios se
producen, qué se puede hacer para salir de la situación y aunque a
primera vista, no suele considerarse importante, olvidar estos
aspectos dificulta aun más si cabe su resolución.
La actitud del parado:
El problema de externalizar la situación es que no se trabaja
internamente el cambio de situaciones y se aboca a la persona a un
estado de bloqueo del que difícilmente puede salir. Se anima
continuamente a cambiar la situación que está fuera, a un contexto
global sobre el que difícilmente podemos actuar y se centra todo el
proceso en la búsqueda de empleo. Una de las expresiones que más
escuchamos hoy en día es la idea de “salir” a buscar trabajo,
pero no se anima a hacer una reflexión interna previa, un trabajo
con uno mismo que ayude a tomar decisiones que nos lleven por un
camino no ya adecuado (es difícil estar seguro de antemano de las
elecciones correctas) pero sí al menos productivo.
Las falsas promesas de
la seguridad: Confundimos la estabilidad con la inmovilidad.
Cuando las cosas funcionan o al menos, nos satisfacen en cierta
medida, creemos que van a durar siempre. Tratamos de alargar las
situaciones aunque sabemos que no será así siempre.
Hacemos promesas de por
vida y olvidamos que la naturaleza es cambiante de por sí:
Los contextos cambian, las personas cambian e incluso la cultura y la
sociedad cambia.
Entonces, ¿por qué
tratamos de buscar la seguridad donde no la hay?
Conseguir vencer el miedo
a lo desconocido, a la frustración, al cambio, es la base para
alejarnos de la falsa seguridad. Negar las incertezas y los miedos
que nos provoca no los hacen desaparecer, simplemente retrasan sus
consecuencias.
El cambio como
solución: Debemos trabajar el movimiento, la innovación y la
constante creación como mecanismo para conseguir lo que queremos. El
secreto no está en la estabilidad, no debemos buscar aquello que se
presupone seguro. Funcionar bajo la esperanza de la seguridad es
peligroso porque (con suerte) se consigue lo que se quiere durante un
segundo y a partir de ahí comienza a perderse, el tiempo que tarde
sólo dependerá del contexto. Reinventarse y buscar siempre el
siguiente paso es una estrategia para evitar que las dificultades
te pillen desprevenido. Con la idea de estabilidad y seguridad
frenamos nuestra capacidad de construir, innovar y generar nuevas
ideas, olvidamos la curiosidad de cuando eramos niños y nos
conformamos con aquello que nos viene dado.
Aunque resulte complejo
enfrentarse a una situación de desempleo, pararse a pensar un tiempo
(sin llegar a caer en el inmovilismo) sobre uno mismo y hacer una
valoración de hacia dónde queremos ir resulta clave para determinar
una estrategia que realmente nos funcione. De cómo llevar a cabo esa
estrategia hablaremos más adelante, de momento puedes comenzar
leyendo: Los 5 errores habituales en la búsqueda de empleo o cómo matar a tu currículum.
Imagen vía: El estafador por Pepo Pérez
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