El parado como actitud

23 abr 2012 0 comentarios



Cada día más y más personas, acaban viendo como deben dejar sus puestos de trabajo y formar parte de las interminables listas de parados. Como comentamos anteriormente, enfrentarse a una situación de desempleo, comienza con un cambio radical en nuestro día a día, nuestras ilusiones, expectativas y cómo no, la situación económica.
Sin embargo, y en gran medida, solemos hablar de las problemáticas y los cambios externos a nosotros. Todo es sobre el contexto que rodea a la persona, no sobre la persona en sí misma: cómo se siente, qué cambios se producen, qué se puede hacer para salir de la situación y aunque a primera vista, no suele considerarse importante, olvidar estos aspectos dificulta aun más si cabe su resolución.

La actitud del parado: El problema de externalizar la situación es que no se trabaja internamente el cambio de situaciones y se aboca a la persona a un estado de bloqueo del que difícilmente puede salir. Se anima continuamente a cambiar la situación que está fuera, a un contexto global sobre el que difícilmente podemos actuar y se centra todo el proceso en la búsqueda de empleo. Una de las expresiones que más escuchamos hoy en día es la idea de “salir” a buscar trabajo, pero no se anima a hacer una reflexión interna previa, un trabajo con uno mismo que ayude a tomar decisiones que nos lleven por un camino no ya adecuado (es difícil estar seguro de antemano de las elecciones correctas) pero sí al menos productivo.

Las falsas promesas de la seguridad: Confundimos la estabilidad con la inmovilidad. Cuando las cosas funcionan o al menos, nos satisfacen en cierta medida, creemos que van a durar siempre. Tratamos de alargar las situaciones aunque sabemos que no será así siempre.
Hacemos promesas de por vida y olvidamos que la naturaleza es cambiante de por sí: Los contextos cambian, las personas cambian e incluso la cultura y la sociedad cambia.
Entonces, ¿por qué tratamos de buscar la seguridad donde no la hay?
Conseguir vencer el miedo a lo desconocido, a la frustración, al cambio, es la base para alejarnos de la falsa seguridad. Negar las incertezas y los miedos que nos provoca no los hacen desaparecer, simplemente retrasan sus consecuencias.

El cambio como solución: Debemos trabajar el movimiento, la innovación y la constante creación como mecanismo para conseguir lo que queremos. El secreto no está en la estabilidad, no debemos buscar aquello que se presupone seguro. Funcionar bajo la esperanza de la seguridad es peligroso porque (con suerte) se consigue lo que se quiere durante un segundo y a partir de ahí comienza a perderse, el tiempo que tarde sólo dependerá del contexto. Reinventarse y buscar siempre el siguiente paso es una estrategia para evitar que las dificultades te pillen desprevenido. Con la idea de estabilidad y seguridad frenamos nuestra capacidad de construir, innovar y generar nuevas ideas, olvidamos la curiosidad de cuando eramos niños y nos conformamos con aquello que nos viene dado.
Aunque resulte complejo enfrentarse a una situación de desempleo, pararse a pensar un tiempo (sin llegar a caer en el inmovilismo) sobre uno mismo y hacer una valoración de hacia dónde queremos ir resulta clave para determinar una estrategia que realmente nos funcione. De cómo llevar a cabo esa estrategia hablaremos más adelante, de momento puedes comenzar leyendo: Los 5 errores habituales en la búsqueda de empleo o cómo matar a tu currículum.



Imagen vía: El estafador por Pepo Pérez

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